martes, 27 de febrero de 2018

El rincón del sueño

La alegría de un reencuentro esperado
con aquel que forma parte
de nuestro yo más esencial.

J.L.

Al rincón se le enfriaron
los respaldos firmes y blandos.

Los cuatro pupitres se alejaron de las manos
y de los cuerpos que hace un ratito,
brindaban por cada uno de los sueños
que salían de sus bocas al soñarlos.

El hecho,
es el río del que siempre hablo.

Cada una de las gargantas se hacen una
y todas y cada una de ellas una única al juntarlas.

La pregunta:

¿eres feliz?

Y la respuesta es siempre una,
tan mayúscula y contestada y tan minúscula
al borde de las sonrisas sin reflejo en el espejo
y reflejada entre tanta y tan sincera caricia.

Las dunas derriten el hielo
por la estufa roja del rincón.

La razón es una sola.
Una por boca,
una por cariño y
una por amor.

Duele ,el saber
que la última vez que os recordé
forma parte de otra vida,
por ser hace un momento el instante
que jamás olvidare.

La voz y la palabra

Como una ligera brisa de la nada
empujada por el hada con color
del calor de un cuerpo celeste
suspendido por encima de la tierra
y sin prisa.

En el aula de las voces
se encontraron, la tuya y la mía.
cada una a cada lado y cada una con su silla.

Creyendo que las palabras que respiraban nuestras bocas
darían forma al secreto, que guarda el alma y siempre
con la forma de tu arcilla.

Te quedaste en diciembre
y te leí al oído un susurrro de unas palabras
que encontré dentro de mí, esa noche,
para que no durmieran a oscuras.

Te seguí en tu camino.
Me ayudaste a encontrar
la mitad del mío.
La otra mitad ya la borré
por estar tú al lado mío.

Llevas el perfume de la corona
de una reina alimentando la amistad.

Como una niña
dándole la mano
a un niño en el colegio
separándose del resto.
Buscando ese castillo sin terminar en la arena.

Usando la huella de la muralla
para levantar las ventanas
por las que mirar.




viernes, 23 de febrero de 2018

Alcatraz

Siento mis huesos helarse en el salón
y la piel erizándose en la espalda.

Siento el vaho saliendo por la boca
y mis manos tiñéndose de azul
y mis pies enfriándose en la roca
y mi garganta tapándose,
con el color del calor de una bufanda 
llevada por su fuego al corazón.

Siento los murmullos a lo lejos
elevando las palabras en el aire,
pasándolas sin miedo por reflejos
que en misma oscuridad se deshacen.

Siento, pienso y rio.
La cobardía
quiso bailar con alegría
suspendida por un único tacón
en la parte alta del verso,
entre las nubes imaginarias
y el primero de los besos que te di
pidiéndote perdón.

Vuelvo, dejándome llevar por las palabras
al rincón de las paredes silenciosas e
iluminado por sus velas.

Vuelvo a sentir el frío.
Cruzo el pasillo
y las poesías clavadas en la pared
caen al paso por detrás
como las hojas de los árboles de otoño
en un parque sin nadie,
que esperan ver la luz
después de marchar la nube
volviéndose a clavar.

Siento los huesos helarse en el salón
estando desnudo.

Siento frío y calor
y vuelvo por dibujar esas palabras.

No te duermas, corazón.

martes, 20 de febrero de 2018

La parte de agua

A sorbos las caricias.
A dentelladas minúsculas
las flores de tus besos
a ambos lados de tu labio.

Brazos de cuerda y sin cama
orilla de barro.

Corte de tijera  en la tela
de la piel que desangró
al escuchar la voz
debajo de la hoguera.

Una calle
recientemente oscura
guiando hacia la cueva.

Llenos 
los perfumes de tiempo
agarrados a la espalda.
 Luna a punto de mirar.

Espuma blanca y dejada,
en el tímido rincón y en soledad.

viernes, 9 de febrero de 2018

Agua y rio

Todas las flores juntas
al lado de la chimenea.

Tu boca
regalándome su aire.

Tus manos me acompañan al portal
y el sueño, sigue girando
como una única ola
sin romper, en el acantilado imaginado
donde quedó grabado tu corazón
al lado de mi, en la pared
con la tiza blanca del mar

La sal.

Ibas, yo venía.
Te acercabas 
y los lados de mi cama eran cortinas.
Regresaba
y tus sábanas dormían compartidas.

Iba, tú venías
y la acera me alejaba
de la única mirada que besaba mi vida
y partias.

 El acantilado imaginado
volvía a repetir,
tantas veces, que lo olvidé
sin olvidarme de ti.

La luz.
Te fuiste y ahora estás aquí.
Me fui, para estar junto a ti.

Como las líneas de una carretera
separadas y tan cerca
pero en la misma dirección.

El camino 
no es lo importante
y quedan:
El paisaje, la brisa, el sol, la lluvia,los árboles, el rio, las montañas, la luna y el cielo.

El camino es lo de menos.
Lo que importa
es que lo hagamos los dos.


                            A Nuria y Nacho




jueves, 8 de febrero de 2018

La mitad dormida

Me quedé
esperando una respuesta,
en el cristal de la ventana grande
de aquel aula,
que tu alma tan pronto abandonó.

Solté mi respiración como humo
y el cristal, sé que empañó,
y no hubo respuesta de nadie.

Y te sentí,
dibujando con el dedo
un círculo pensado
formando un corazón.

Tengo
el recuerdo de tu voz.

Vuelvo a la escalera,
para cogerte de la mano
y sentirme dentro
de tu última sonrisa
y prenderla en soledad acompañado de ti
con la última de mis velas.

Vuelve,
tu voz a mi mente,
tu ternura,
tu último pensamiento
grabado en el recuerdo
que más que pasado es presente.

Te dejé llevarte conmigo
intentando olvidar el día
que me despedí de ti.

Y te veo...
No puedo dejar de hacerlo.

Eres:
todos los días que sonrío,
todas las mañanas deshabitadas
y todas las bajadas de mis ríos.

Te añoro amigo mío.
Estás mucho más cerca
que muchos que de cerca
creen ser vivos.

Nunca dejaré
de sentarme en ese banco,
con un árbol por brazo.

Imagino sus raíces
adentrándose en la tierra
para tocarte por debajo...
Voy con ellas.

Si pudieras cogerme de la mano
daría un paseo contigo
por sentirte
como lo hace un hermano.


                   
           A José Ramón González Esteban.









domingo, 4 de febrero de 2018

Hielo en polvo

Pétalos verticales,
de ese...
tu mar congelado.

Camas sin nadie.

Hilos transparentes, telas de arañas
_ brillo helado._
 más altas que las montañas.

Puedo desprenderme del alimento
de este domingo cualquiera
sin apenas pasar hambre.

Puedo hacer
dibujos en la acera
desde el calor de mi casa
con las plumas
heladas y blancas
que tú, nube me brindaste.

Puedo
hacerte el amor
por el arco de tu espalda,
y mirarte a los ojos
hasta que el blanco de tu cuerpo
sea de agua.

Ha dejado de nevar.

Es ahora la lluvia...
la que me quiere besar.

jueves, 1 de febrero de 2018

Hojas de agua

Una escalera sin peldaños
en la cubierta de un barco.

Una red de plástico
ahogando  la tortuga.

El hambre asomado,
en lo alto de la palmera.

La desnuda  piel al despertar
en la isla desierta.

Dibujos,
en las partes claras de las nubes.

Gotas de lluvia formando charcos,
pisados con los pies, sin botas y una luna
alimentándose de su propia respiración.

Lejanas manos y muertas.

La luz, colándose en la cueva abierta
dibujó la piedra.

Queda
la madera de una puerta sin pomo
y el aliento de una boca
que imaginé invitándome a pasar.

Y las nubes negras de sus sombras
que si que me dejaron entrar.