jueves, 6 de septiembre de 2018

Labios sellados

Hay un desnudo que busca su ropa
dentro de tu corazón.
Hay unos labios sellados
en el espejo,
cerca de donde abres y cierras tu puerta.
Hay dos palabras que se guardaron
dentro del aire,
del que respiras.

El recuerdo de un baile que nunca olvidaré
cerca del balcón con dos cafés
y del espejo que decidiste cambiar
antes de que me marchara,
y sin querer,
dibujando en el recuerdo un desastre.

Puedes alejarte,
que no será la distancia
la que me haga olvidarte.

No habrá nada,
ni carreteras ni manchas.
Será la tierra que no pise
la que me recuerde mirando,
dándote la mano
y besándote sin guerra.

Ahora estoy bebiéndome
lo que me bebí contigo,
pero sin ti.
Ahora te recuerdo
mirándome y olvidándote
de lo que sentiste por mí.

Ahora enciendo un cigarrillo
como si me lo dieras encendido
con tus manos.

No puedo dejar de recordarte.
El vacío no se llena con tu ausencia
y las palabras parecen mudas.
Si pudieras volver a conocerme
y te quedaras con ese aroma  que regalan las palabras
cuando se dicen al oído,
te agarraría tan fuerte
que sonaría como el portazo
que me dijo adiós con tu boca
sin querer hacerlo.

Me quedo con el brillo de tus ojos
de cuando te conocí,
olvidando el brillo de los míos
al no querer marchar cuando me fui.

Todo se ha borrado demasiado rápido.

El corazón se me llenó de arañazos
que no podían dejar de sangrar
por no saber ni poder olvidar.
Necesito dejar de arrancarme la piel a tiras
y necesito encontrar lo que sin buscar no encuentro.

Ahora es la hora de las lunas
y mi corazón está roto.
Ver a la gente pasear
buscando la luz para una foto,
disfrutando de un helado
de la mano de quien no le hace llorar.
Un segundo en la distancia
del amor eterno.
Un beso con palabras
y el no decir adiós.

Vuelvo hacia atrás,
a esconderme en esa cueva
que nunca me dejó mirar.
Solo son momentos
disfrazados de alimentos
y que siempre te dejan con hambre.
Los perfumes del aire
me recuerdan que puedo respirar
aun estando hambriento.

Hay muerte cerca de mí
y no la quiero tocar.
Hay un desaparecer con voluntad
y una luna rota de verdad.
Quiero mecerme dentro de tu boca
y por tus labios,
y morir después de mirarte a los ojos
agarrándote las manos.

Voy a saltar dentro de la copa de vino,
voy a beberme la ansiedad
que me ha dejado tu olvido.
Te echaré de menos lo que me quede de vida.
Olvidaré que haberla vivido
me dejó sin una sola lágrima
y que nacer se ha vuelto del revés
para morirme contigo.

Cada uno de los besos fueron uno.
El primero no fue menos que el último.
El último me durmió el corazón
recordándolo todo.
He parado en una terraza para beberme
lo que me queda del día.
He sangrado por los ojos
todas y cada una de mis lágrimas.
He soñado por quererlo
que todo ha sido un sueño
estando despierto.

No puedo alejarme de ti.
Ni quiero perderte
ni que tú me pierdas a mí.

He sido egoísta por sentir
que solo tú alejaste mis demonios.
Pero es que han vuelto
y siento como que quieren
arrancarme la vida.

Ahora estoy solo.
Así me siento: solo y sin ti.

Vuelve a darme igual un poco todo.
Vuelvo a esa puta realidad
que me hizo ver, también,
que era ciego del todo.
Vuelvo a mi tierra húmeda de invierno,
en el verano más invernal que conozco.
Vuelvo a ahorcarme en el silencio
para seguir siendo un ahorcado al despertar.

Salgo de la única luz (tú)
para morir en una luz que no conozco.
Maldigo la vida que no me deja sentir
y por vivir me quedo solo.
Soy como esa parte del lago
que el agua dejó morir.
Desde una parte de la orilla
cargada alma,
que la bala se quedaba muerta,
muy dentro y sin matarme.

Ya no puedo tenerte
y siento que mis palabras
han muerto muy cerca de mi poesía.
Y he besado lo último que queda de mí,
en el rincón de las horas que eran días.

Quiero dejar de estar
para dejar de ser lo que soy.
Le doy las gracias a la vida
por haberte conocido.
Nunca sentí unos labios,
sin besar,
tan cerca de los míos.
Nunca hice el amor con el mar.

Al otro lado de la puerta


La noche como anuncio de luna
naciendo como flor
en la fresca oscuridad
de las ramas abiertas de los árboles.

Puedes esperar tu sol
y puedes compartirlo con nadie.
Horizonte iluminado por Madrid,
vías abiertas,
único sonido respirándote
mecido por el tiempo escapado,
que no dormido,
saboreando el gris de un simple lápiz.
Dulce caricia en cuerpo de papel....

Junto al árbol me quedé parada
buscando dentro de su sombra
mi reflejo de agua.

Lágrimas del cielo
salpicando en la base
de su cuadro de espejo.
Lago para hormigas en la acera.
Me pidieron que parara.
Son mis piernas
las que a solas bailan,
y a solas con el árbol.....




Palabras del revés
dibujadas en las nubes a través del cristal
de la puerta vieja del salón,
y una paloma en los tejados de los muertos,
espacios abiertos y de nadie,
terrazas vacías en la noche
como las copas de hielo
sobre sus mesas.

Profundo el contenido blanco de tu cuerpo en río
dentro mi paladar a boca abierta
y sin ruido.
Gotas de agua dejando señal.
El mal con sus pocas dudas
dejando el hueco vacío.

Toda respiración merece una copa.
La última voz amanecida
siempre se queda en color,
primer vez de corriente crecida.
El perfil de tu curva blanca
siempre toca en el cristal
para perderse en la mirada
de la sombra de los vivos.

Calle, al otro lado de la puerta,
ventanas en calles, cerradas al ruido
y de cuerpo anaranjadas.
¿Quién sabe de ti, dentro,
en el centro de la pirámide?
¿Quién?, si apenas sé de ti
cuando caminas descalza.


Tan lejano de ti
como tú de tocarme las manos.
Tan callado como tú
dentro de unos muros
que parecen brazos,
que cierran sobre la piedra
la parte más sensible de la boca.

Juego a mirar,
como tú a mí.

Fiel tormenta


Luna en vientre, hueso de aceituna.
Cabalgo dentro de tu ola de arena
sin espuma.
Los dedos de la victoria
me han marcado la frente,
la misma que cada noche
soñaba a tu altura.

Yo no quiero "te quieros",
sí un "te quiero" sincero,
pero de tu boca
y no de la mujer que no conozco.

Dime tú si el final está tan cerca
porqué no vienes y me clavas el puñal.
No tengo miedo de morir.
Sí de volver a despertar. .......





Otro tiempo.
Con otro traje vistió mi corazón
entre las nubes que hoy no veo,
que se marcharon o se guardaron solas.

Manos que me miro envejecidas
por el paso del pasar,
tiempo a ratos suicida,
vida perdida sin amar.
Cuatro estaciones y una bala
por cada nota extendida.

Hoy soy de mi sangre.
Ya tragué venas perdidas,
azules, como los brillos de mis cristales.
Ya lloré noches de huida,
ya fui muerto,
muerto en vida
y solo me alivia soñar,
y el llanto cuando ese sueño
y se  hace realidad. ......






Bocanada de aire
que fue al mar.
Mar en su corriente con sus claves,
caminos infinitos
descubriendo lo que nunca supo nadie.

Hay cadenas sin llave
y llave con cadena.
Fuegos son tus luces,
fiel tormenta.
Luces de trueno en horizonte
atravesándome por la mitad.
Solo puedo reír,
no me sale llorar.
Es tu estruendo
la mitad del ruido
que puedo soportar.

No tengo miedo a casi nada
y menos a la verdad.
La línea no se para,
solo guía
y solo puedo llegar.

¿Dónde están las celdas empapadas en lluvia?
Solo veo charcos de vino a mi alrededor,
velas encendidas
y pasos en calles vacías.
Nostalgia en terrazas antiguas.

Perdone, ¿podría decirme dónde estoy?
¡Pues si no lo sabes tú!, fue su respuesta.


miércoles, 5 de septiembre de 2018

Agosto

Dias imaginados,
dentro de un coche que no tengo.

Por la autovía  de campos, de nubes calladas,
nubes dibujándose en el cielo.
Nubes dibujando,
las  partes que en el sueño son palabra.

De las aves con las alas en pausa.
Del sol acariciando la ventana..

Viaje a ninguna parte...
La soledad como equipaje.

Tus labios en mi boca, 
todos los días de la semana
pensando en encontrarte.

Hacer el amor a distancia, 
es como arañar la pared
con los dedos, 
dejándote las uñas, sin importancia.

La sangre pinta la pared
dejando un recorrido que solo atisba la infancia.

Dias imaginados.
La triste verdad de saber,
que el ultimo verano de mi vida
fue tan lejos de ti.

Me quedo:
Con el árbol centenario. 
Con el sabor a jamón. 
Con tu espalda y su vestido en el día 
en el que el río se rió, y con las noche
en que esas mismas aguas
nos regalaron el reflejo de ese cielo
en la parte oscura de nuestro balcón. 

Por los días de tormenta. 
Por los días imaginados... Y por tu luz,
que sabe acariciar
cada una de las gotas
de cada uno de los ríos... 

Como una cenicienta. 



Madrugada

Olvidaste cerrar las ventanas.

El calor se marchó al poco de marcharte, 
con tu beso que me diste y con la seda entrelazada de tu boca, 
y con la huella de tus manos
en el cuerpo que dejaste tumbado de madrugada y sin ropa.

Horas antes, desnudamos las paredes del salón. 
Más de cien hojas, repletas de palabras.

¡Quiero que te quedes! 
Y que brindemos si sonrojas por poesía.

Dejar una vela encendida y que sea, 
el dibujo de su sombra en la pared
quien nos baile en el sueño de la noche
hacia el corazón del amanecer del día.

Por bebernos el rojo de tu tierra
colado sin colador, en los dos únicos vasos que me quedan. 

Por quedarte dormida en el sofá
donde solo se ven estrellas y despertar guiñándome un ojo. 

Por navegar  junto a mi cuerpo imaginando la marea.

Olvidaste cerrar las ventanas, 
las puertas siguen abiertas. 











jueves, 19 de julio de 2018

Solo después

Cuando la soga está hecha de fuego
y tu cuerpo es gasolina.

La silla de tres patas
solo sujeta una pierna
la otra sólo empuja su propio cuerpo
para olvidarse  de lo demás.

Trágame  barro de charca
no siento la verdad en el aire. 
Pesa más la agonía
que esos espacios en blanco en tragos de alquitrán. 

La tristeza se puede tragar con las lágrimas 
pero vuelve a salir en forma de arco
dejando la flecha en la garganta.

El estallido de los locos se vuelve azul... Como el mismo cielo
y la sed se vuelve pez
muriendo en las escamas de su propio cuerpo.

Recuerdo el primer beso...
Esculpí con la lengua aquellos dientes
guardándome el sabor de su respiración.

Su nombre sonaba a barca de madera rozando los corales
nunca jamás rozados.

El oxígeno... 
escapando por la espuma
que desea arrojar mi sangre.

La tortura se calma con un tiro
o una bala de nadie.

Me ato para fingir
que mi soledad sólo respira con el aire.

Sólo después
bailaré con la rama 
que al caer
se tope con la mente de mi frente.

La luna  es tan solo un reflejo
no existe, no es... Si la veo
y no me quejo. 

miércoles, 30 de mayo de 2018

Te dedico esta canción

Gracias...

Por haberme regalado tu tiempo.
Por haberme cogido de las manos y llevarme
y acercarme y dejarme  muy cerquita de mi sueño.

Por hacer que todo no quedara
por quedarse en nada.

Por sacarle brillo
a todas y cada una de las palabras
que guardaba en el cajón .

Por empapelar mi corazón
con toda tu ilusión, llenándome con ella
y por hacer a  esas palabras  verdaderas
quitando puntos suspensivos
o añadiendo alguna coma
que a veces me comia.

Por quedarte hasta el final desde el principio.

Por ver lo que  no vi.
Por regalarme tus oídos, el alma y tu corazón
y darle a mi razón
esa calma que siempre se alejaba
en la noche de los perdidos.

Por anunciarme con tu voz...

Por ayudarme a alejarme,
de todas y cada una de las despedidas
que me arruinaron seis de las siete vidas,
conociendo a quien la vida quiso regalarme,
a quien realmente le dio sentido a mis poesías.

Por cruzarte en mi vida,
por cruzarme en la tuya...

Por llenar mi libro de páginas en blanco
con tanto cariño, y por invitarme a sentarme
en el columpio de ese parque mientras tú me empujabas por detrás
dándome velocidad.

Por dejarme jugar... 
Por jugar conmigo, con las bajadas. 
Te he sentido dentro de mi rio
igual que a un hada
que aparece de la nada
Y que se quiere quedar. 








viernes, 18 de mayo de 2018

El espejo

Me quedé mirando
y lo único que vi
fue la marca
de ese silencio vertical
que te eleva junto a mí. 

El pelo
fue la cortina
y las sábanas calientes
aparecieron con la piel
reflejada y guardada
a través de la mirada
o a través de él. 

Puedo beberme
ese veneno de serpiente
y tragarme solamente su ansiedad.
Puedo
aliviarme
sin haber cuerpo presente.

Puedo
aparecer sonriente
si me ofreces de tu mente la piel
que deja y siempre al mudar
el cuerpo de esa serpiente. 

La promesa

Los labios se quedaron dormidos
como el silencio, poco antes de marcharte.

La oscuridad
terminó de apagarse por la vela encendida.

Mi único recuerdo fue, 
el  pisar descalzo
el pétalo recién caído del jardín de las flores secas, 
que guardo en lo alto del armario
y  que cayó sin querer
y que también
dejó un surco en la única arena que había.

Sentado quedé mirando
la estela de un corazón, 
arrancado del papel por la fina tinta
tatuada y tocada de sangre
muy dentro de la piel y
muy fuera del que pinta.

Todo quedó por quedarse sin nada
y la noche se apago con el recuerdo.

Y la verdad
es que la siento por todo.

Y la verdad....
es que por todo
la siento.



martes, 8 de mayo de 2018

Gran via

Y  los ojos escucharon...
Todo lo demás fue imaginación.

Hortaleza dio paso a la Gran Via
Fueron los pasos, pequeños,
entre mas pasos los que anunciaban
que andar entre la gente
era como intentar respirar
dentro del agua
y sentirse pez entre cuadriculas de red
y por segundos sin memoria
sin mente.

Alguien me empujo con su hombro
en el preciso instante
en que yo buscaba las estrellas de un cielo
que por no destacar se guardaba
los colores y ese pequeño alimento
que movia solo el agua invisible
a casi todos los ojos siendo anzuelo.

Cibeles.
Me despierta la brisa
que aparece de sus aguas
cuando voy a cruzar.

Me espera la estación
y el combustible de los martes
que hoy se pasaron al jueves
después de pasar
por el portal Vi
y cartas sin letra
y letras sin canción.

Una burbuja
dentro del mar es alimento.
lo que cuento
una bruja, suspendida,
en un lado del armario.
que se agacha y que pide perdón.

Son los sueños
el aire elevado y profundo
que solo guarda el corazón.

Aire

Y el olor de tu cuerpo
apareciendo por detrás.

Tu cama hecha
sabiendo que en ella
ya nunca dormiras.

Tu perfume
se ha quedado enredado
entre esas sabanas viejas
y ese edredón, que jamas olvidaras..

Pero
puedo seguir imaginando respirarte
empujar hacia abajo tu cuerpo
y marchar a ese otro lado
que ahora esta cerca de tu ciudad.

La ciudad de las almas con cuidado
y de los besos en recuerdo
y de los labios mas rosas que morados.

Me acuerdo de ti
y del ultimo beso que no te di.
Y de como lo esperaba
dentro de mis sueños.

La ultima llamada
fue donde llore.
Me dijiste... Te quiero
cuando siempre despedias en silencio
o con un silbido fuerte nascido y reciente de tu pecho.

Me quedo
con tu aire en mi espalda
y con tus manos...
regalando tus caricias a mi alma.


Brillo azul

Un sofá
muy cerca de la cocina.
La luna en movimiento
ahora anuncia su cuento,
mañana lo volverá a contar.

No deja sombra,
no tiene sed y no muere de hambre.

Alimentada
por el reflejo del hombre
desaparece dentro de su almohada
para volver a despertar al día siguiente
más cerca, o más lejos que ayer.

Quién llevará mis cenizas en su espalda,
quién levantará en el aire
mi cuerpo lleno de polvo.

El camino de la vida
es el mismo que al faltar
vuelven a pisar
los hijos y los nietos con la voz
de un: ''no dejes nunca de observar'''.

La distancia que me separa de ti
es un segundo en un reloj
que nunca marca las horas,
que sin querer las recuerda
o las espera junto al mar
cuando la luz del atardecer
es más suave.

O como saber
cuando quedé
si no llevo reloj...

Esperaré.


domingo, 15 de abril de 2018

Leonor

1945 .


Ahora vestirías de seda
o de lana gris o azul
pendiente de la primavera.

He creido al pensarte
verte a mi lado en este banco de madera,
en el que nunca espero a nadie
y en el que nunca nadie me espera.

Son más de las doce
y cuarto, creo.
He llamado a una amiga,
y le mande las fotos de este cuarto
al aire libre.

Me quedé pensativo
por un instante, e imaginé
dentro de mi mente un mundo
tan callado, tan ausente como yo,
tan demente y tan cubierto. 
Un aviso, lágrimas que el árbol
sin querer derramaba junto al viento.

Me quedé
rodeado por asfalto seco
en el día en que la lluvia
resbaló por la mejilla y sin querer.
Acariciando
el único susurro que besé
al sentir mojados los labios
de un beso que me quiso amanecer.

La muerte es el alimento de la propia vida,
diciéndose a si misma:

O me dejas respirar
o respiro a solas,
o me dejo en la garganta
la flores dibujadas en la manta
con el tiempo suficiente para deshojarlas.

Me quedé tan quieto como tú
intentando suavizar con los dedos la estatua.

La parte infinita
es la que a sorbos se deshace.
Lo más bonito de esa parte
es su propia luz...
que dentro de la oscuridad
vuelve siempre a dónde estás, preguntando y respondiéndose... ¿Que haces?

¿Es verdad?




miércoles, 21 de marzo de 2018

Nube de cristal

Aparecen como labios y se mecen
las palabras que cantaste  delante de mis ojos.
La boca tuya, y la mente preguntándose si yo te quiero besar,
Compartir una boca para dos es dormir sobre la roca
son dos labios marcados en el filo de la copa
o el perfume de tu aliento, tragado, al beberla sin pensar
al desnudo fiel de la poca ropa.

Me quedo quieto como el pincel
que da sombra a la parte de tu pelo
toda mi propia piel se cubrió de miel
y tu forma, dio caricias a la alfombra
que entre las cortinas me dejo dormido
escuchando la voz que me durmió con el.

Veo amanecer
es la luz la que me cubre con su cuerpo
poco antes de adormecer.

Y el alimento de mis últimos sueños,
y las caricias y los besos que nunca encuentro.


viernes, 16 de marzo de 2018

Pajaros en la garganta

La puerta entreabierta
está a punto de cerrarse.

Lágrimas edulcoradas,
a falta de la poca sal de tu propia sangre.

Quise marchar,
para dejar de ver tus ojos al mirarme.
Ensangrentados de odio y perfumados y
drogados por buen vino y sin pagar.

La mitad, es un decirme y sin pensar.
Pensar en descubrirlo es mas difícil.

Como escupes hacia afuera.

Es veneno de serpiente
sin haber mordido.

La huella de tus dientes
en mis brazos.
Mi cuerpo y mi corazón vencidos.

Paso, cerca de tí
y no te queda el perfume.

Hueles a cadenas,
a hierro enterrándose con miedo
en la arena de una solitaria playa,
cubierta de unas solitarias piedras.

Me quedo tan muerto como tú,
cuando intento entender lo que no entiendo
intentando que lo entiendas tu.

Dejas sin saberlo,
un hueco en ataúd
de los cuerpos que no han muerto todavía
dejándote...solo tú.

Las brisas,
son los silencios que nunca te encuentras
por vivir siempre a escondidas.

Eres, la voz de trueno, 
que llega después de quemar la tierra.

Te quedas,
del invierno la sombra.
De la primavera el frío
que aparece sin pensar
si, si ha dolido.

Miro siempre cerca de las nubes, imaginando...
Espero que tu presencia
no sea mi presente con carencia
que te olvide al marchar.





miércoles, 14 de marzo de 2018

Impronta

La locura es una voz
dentro de la boca
sin saber qué contestar.

El delirio, la espuma alejada de la conciencia
perseguida por raíces etéreas,
que transforman la alegría perfumada
en nubes de algodón y sin pensar.

El placer del corazón es solo sombra, una alfombra que dura como tensa la tortura de amargura olvidando la razón.

Toda esa poesía de un trago la bebí.
Y fueron sus notas suspendidas en el poco aire
las palabras perdidas que me hicieron sonreir.

Vuelvo a la mitad de la mesa escrita.
Y son las voces, las únicas palabras que en la noche me ofrecen de cenar al borde de su plato,
caricias en negrita.

El cuarto oscuro pide luz.
Es la luna de mi cuarto
la que eleva cuerpo al desnudo
y lo clava en esa cruz.

Pido calma,
sin ni siquiera haber despertado.
Me reflejo
entre las lágrimas de la lluvia de la mañana.
Y vuelvo hacia atrás
para dejarme acariciar
entre el pensamiento vivo y lo que quiera contarme la verdad.

Acaricio en fin los vértices,
cuando creo haber visto sin fijarme la parte más amable que baja de la cima
por la rama hacia las hojas 
resbalando por el cuerpo de su tronco
hacia el perfume con sabor de sus raíces.

La mañana me disfraza con su repentino despertar hacia la noche.

La noche siempre me pide su beso
cuando me acerco a dormir.

Son los huesos adormilados
los que se clavan
en la última mirada 
que me incita a vivir.

viernes, 9 de marzo de 2018

Tes

En el tímido rincón, el velo solo quiere asomarse.

Las puertas, cerradas o abiertas quedan muertas,
perfumadas de hambre siendo hambrientas.

Perfumadas de sed, desiertas y asomadas
en el último rincón del espejo
que hizo viejo el rostro de ese mar
que por amarse dejó de respirar
enterrando su cuerpo con la espuma
que no dejo nunca  de mirar.

Todos los espejos se empañaron.

El horizonte nació sin dejarme de mirar.

La luna me mintió, al olvidarse de pensar.

Cuando nada tiene sentido
lucho por estar.

Si el camino es frío, solo quiero caminar.

Si las ramas y las hojas del árbol  se secaron
me devuelvo a corazón para latirme en lo alto
de la copa de su manto escuchando la canción.

Todas las verdades fueron una
y la única verdad
fue la ultima palabra
que con aire se marcho.

martes, 27 de febrero de 2018

El rincón del sueño

La alegría de un reencuentro esperado
con aquel que forma parte
de nuestro yo más esencial.

J.L.

Al rincón se le enfriaron
los respaldos firmes y blandos.

Los cuatro pupitres se alejaron de las manos
y de los cuerpos que hace un ratito,
brindaban por cada uno de los sueños
que salían de sus bocas al soñarlos.

El hecho,
es el río del que siempre hablo.

Cada una de las gargantas se hacen una
y todas y cada una de ellas una única al juntarlas.

La pregunta:

¿eres feliz?

Y la respuesta es siempre una,
tan mayúscula y contestada y tan minúscula
al borde de las sonrisas sin reflejo en el espejo
y reflejada entre tanta y tan sincera caricia.

Las dunas derriten el hielo
por la estufa roja del rincón.

La razón es una sola.
Una por boca,
una por cariño y
una por amor.

Duele ,el saber
que la última vez que os recordé
forma parte de otra vida,
por ser hace un momento el instante
que jamás olvidare.

La voz y la palabra

Como una ligera brisa de la nada
empujada por el hada con color
del calor de un cuerpo celeste
suspendido por encima de la tierra
y sin prisa.

En el aula de las voces
se encontraron, la tuya y la mía.
cada una a cada lado y cada una con su silla.

Creyendo que las palabras que respiraban nuestras bocas
darían forma al secreto, que guarda el alma y siempre
con la forma de tu arcilla.

Te quedaste en diciembre
y te leí al oído un susurrro de unas palabras
que encontré dentro de mí, esa noche,
para que no durmieran a oscuras.

Te seguí en tu camino.
Me ayudaste a encontrar
la mitad del mío.
La otra mitad ya la borré
por estar tú al lado mío.

Llevas el perfume de la corona
de una reina alimentando la amistad.

Como una niña
dándole la mano
a un niño en el colegio
separándose del resto.
Buscando ese castillo sin terminar en la arena.

Usando la huella de la muralla
para levantar las ventanas
por las que mirar.




viernes, 23 de febrero de 2018

Alcatraz

Siento mis huesos helarse en el salón
y la piel erizándose en la espalda.

Siento el vaho saliendo por la boca
y mis manos tiñéndose de azul
y mis pies enfriándose en la roca
y mi garganta tapándose,
con el color del calor de una bufanda 
llevada por su fuego al corazón.

Siento los murmullos a lo lejos
elevando las palabras en el aire,
pasándolas sin miedo por reflejos
que en misma oscuridad se deshacen.

Siento, pienso y rio.
La cobardía
quiso bailar con alegría
suspendida por un único tacón
en la parte alta del verso,
entre las nubes imaginarias
y el primero de los besos que te di
pidiéndote perdón.

Vuelvo, dejándome llevar por las palabras
al rincón de las paredes silenciosas e
iluminado por sus velas.

Vuelvo a sentir el frío.
Cruzo el pasillo
y las poesías clavadas en la pared
caen al paso por detrás
como las hojas de los árboles de otoño
en un parque sin nadie,
que esperan ver la luz
después de marchar la nube
volviéndose a clavar.

Siento los huesos helarse en el salón
estando desnudo.

Siento frío y calor
y vuelvo por dibujar esas palabras.

No te duermas, corazón.

martes, 20 de febrero de 2018

La parte de agua

A sorbos las caricias.
A dentelladas minúsculas
las flores de tus besos
a ambos lados de tu labio.

Brazos de cuerda y sin cama
orilla de barro.

Corte de tijera  en la tela
de la piel que desangró
al escuchar la voz
debajo de la hoguera.

Una calle
recientemente oscura
guiando hacia la cueva.

Llenos 
los perfumes de tiempo
agarrados a la espalda.
 Luna a punto de mirar.

Espuma blanca y dejada,
en el tímido rincón y en soledad.

viernes, 9 de febrero de 2018

Agua y rio

Todas las flores juntas
al lado de la chimenea.

Tu boca
regalándome su aire.

Tus manos me acompañan al portal
y el sueño, sigue girando
como una única ola
sin romper, en el acantilado imaginado
donde quedó grabado tu corazón
al lado de mi, en la pared
con la tiza blanca del mar

La sal.

Ibas, yo venía.
Te acercabas 
y los lados de mi cama eran cortinas.
Regresaba
y tus sábanas dormían compartidas.

Iba, tú venías
y la acera me alejaba
de la única mirada que besaba mi vida
y partias.

 El acantilado imaginado
volvía a repetir,
tantas veces, que lo olvidé
sin olvidarme de ti.

La luz.
Te fuiste y ahora estás aquí.
Me fui, para estar junto a ti.

Como las líneas de una carretera
separadas y tan cerca
pero en la misma dirección.

El camino 
no es lo importante
y quedan:
El paisaje, la brisa, el sol, la lluvia,los árboles, el rio, las montañas, la luna y el cielo.

El camino es lo de menos.
Lo que importa
es que lo hagamos los dos.


                            A Nuria y Nacho




jueves, 8 de febrero de 2018

La mitad dormida

Me quedé
esperando una respuesta,
en el cristal de la ventana grande
de aquel aula,
que tu alma tan pronto abandonó.

Solté mi respiración como humo
y el cristal, sé que empañó,
y no hubo respuesta de nadie.

Y te sentí,
dibujando con el dedo
un círculo pensado
formando un corazón.

Tengo
el recuerdo de tu voz.

Vuelvo a la escalera,
para cogerte de la mano
y sentirme dentro
de tu última sonrisa
y prenderla en soledad acompañado de ti
con la última de mis velas.

Vuelve,
tu voz a mi mente,
tu ternura,
tu último pensamiento
grabado en el recuerdo
que más que pasado es presente.

Te dejé llevarte conmigo
intentando olvidar el día
que me despedí de ti.

Y te veo...
No puedo dejar de hacerlo.

Eres:
todos los días que sonrío,
todas las mañanas deshabitadas
y todas las bajadas de mis ríos.

Te añoro amigo mío.
Estás mucho más cerca
que muchos que de cerca
creen ser vivos.

Nunca dejaré
de sentarme en ese banco,
con un árbol por brazo.

Imagino sus raíces
adentrándose en la tierra
para tocarte por debajo...
Voy con ellas.

Si pudieras cogerme de la mano
daría un paseo contigo
por sentirte
como lo hace un hermano.


                   
           A José Ramón González Esteban.









domingo, 4 de febrero de 2018

Hielo en polvo

Pétalos verticales,
de ese...
tu mar congelado.

Camas sin nadie.

Hilos transparentes, telas de arañas
_ brillo helado._
 más altas que las montañas.

Puedo desprenderme del alimento
de este domingo cualquiera
sin apenas pasar hambre.

Puedo hacer
dibujos en la acera
desde el calor de mi casa
con las plumas
heladas y blancas
que tú, nube me brindaste.

Puedo
hacerte el amor
por el arco de tu espalda,
y mirarte a los ojos
hasta que el blanco de tu cuerpo
sea de agua.

Ha dejado de nevar.

Es ahora la lluvia...
la que me quiere besar.

jueves, 1 de febrero de 2018

Hojas de agua

Una escalera sin peldaños
en la cubierta de un barco.

Una red de plástico
ahogando  la tortuga.

El hambre asomado,
en lo alto de la palmera.

La desnuda  piel al despertar
en la isla desierta.

Dibujos,
en las partes claras de las nubes.

Gotas de lluvia formando charcos,
pisados con los pies, sin botas y una luna
alimentándose de su propia respiración.

Lejanas manos y muertas.

La luz, colándose en la cueva abierta
dibujó la piedra.

Queda
la madera de una puerta sin pomo
y el aliento de una boca
que imaginé invitándome a pasar.

Y las nubes negras de sus sombras
que si que me dejaron entrar.

miércoles, 24 de enero de 2018

Pero a tu lado

Hoy he cerrado los ojos
poco después de mirar al cielo.
Sentado en un banco del parque
buscando dibujos en las nubes
me acordé de ti
imaginándote.

Estaba escuchando a Los Secretos
y me vino nuestra infancia,
y me acordé.

De cómo me gustaba sentirte
al irnos a la cama,
a la hora de acostarse
en aquella litera tan pequeña.

De cómo todo lo cerrabas 
para dormir sin ruidos,
quedándonos
en la más absoluta oscuridad.
A mi no me importaba nada,
lo compensabas haciéndome reir.

De pronto me he visto
jugando al baloncesto,
con una red de naranjas
colgada en la parte alta del armario
y una pelota
de papel de aluminio.

Tú no lo sabías,
pero siempre te buscaba en el recreo
del colegio;
aquel Vicente Aleixandre nuestro
que tan cerquita de casa estaba.

Y cuando por fin te encontraba,
_me daba igual que no me hicieras caso,
porque estabas jugando, o rodeado
siempre de más niños que se quedaban prendados de ti_ ,
me bastaba con mirarte y
saber que estabas cerca.

Eso era lo mismo que me pasaba a mi,
que estaba prendado de ti.

Del porqué te hice padre
sacándome apenas tres años...
solo era amor.

Me acordé de ti, sí.
Me gustaba ponerme
toda esa ropa
que por hacerte mayor
me ibas pasando.
Guardaba algo de ti
y me encantaba.

Nos fuimos haciendo mayores,
y empecé a echarte de menos en el proceso.
Guardándomelo todo.
Todo lo que viví junto a ti,
en el cajón de esa mesa transparente
que ninguno se llevó,
pero que está.
Sigue estando esperando ser abierta,
como en este momento hago yo.

Vuelvo a abrir los ojos.
Las nubes que me hicieron recordarte
ya no están, han desaparecido.
Lo que no va a desaparecer jamás eres tú
mi hermano.

Podría volverme loco.
Podría desaparecerme.
Y tú vendrías.

Cógeme la mano 
y apriétala fuerte verás...
cómo te reconozco.














jueves, 18 de enero de 2018

Al final de la vía

No es lo mismo.
Yo sí que pude salir después de entrar
y con la misma ropa
que nadie me obligó a quitar.
Y entré porque quise, y sin gritar... de miedo,
y por mi propio pie... uno en cada bota.

Una rueda muy grande de acero y sin rail.
Un zapato, casi, casi rojo, desgastado,
por el paso del tiempo, como si esa misma rueda
lo hubiera aplastado, secado
por la sed, y enterrado por el hambre
de aquella sopa cruda con veneno.

Un número en la piel
para borrar tu nombre.
Uniforme de rayas verticales.
Medio blancas, azules de esperanza...
Azul oscuras casi negras
haciendo entender el final,
la oscuridad de la profundidad de los océanos
tragándose las almas sin piedad.

Cepillos que peinaron
las cabezas que afeitaron a sus dueños.

Tazas que en contenido caliente
pasaron por sus gargantas
pensando ser si valientes
o huesos enterrados y sin mantas.

La luna, sigue siendo la misma
que sus ojos vieron.
Perdieron al soñar la isla,
que les sacará
de ese lago con agujero.

Una canción romántica,
me bebería con todos y cada uno de vosotros.
Y moriría bailándola abrazado, pensando...
la última vez que me ves.
Fueron notas a tus labios
sin ni siquiera haberme besado.

Puedo sentir la muerte,
en este preciso instante.
Puedo ser, cada uno de esos niños
que agarrados soñaban con ser.

Puedo ser, unas letras entre uñas
dibujándose en cemento
y pensar...
solo quiero vivir...

No me sorprendo, dibujado por el final...
Lo que me pasa, es que habiéndolo vivido...
hoy en día, aún no lo comprendo.

 Lamento lo que no pude vivir...
 que es lo que ellos, no vivirán jamás.








miércoles, 3 de enero de 2018

Olivenza

La espuma,
tapando tu rostro.

Borde de unos labios,
besando el borde, de un tiempo...
con el borde del aire...
esperando un solo beso.


Lineas de manos en el pecho.
Un desnudo tumbado
en el charco de sangre.

Cuerpo añorando las manos,
que escriben en la piel,
el nombre de un silencio
con nombre de nadie.

La hora de la última respiración
como palabra acabada
se deja, para morir, nacer
y se eleva en el acantilado solitario
despertándose del último amanecer
a la hora del salto
con la mano abrazada
y la voz, sujetando corazón.


Ya no queda una palabra por decir.
La ultima, quedó tumbada en arena.

El paseo, se hizo largo en la noche
acompañado de ese velo de estrellas.

Quiero
desaparecer en la noche
con la luna reflejada en mi sofá
y la estufa calentándome hacia el norte.



Junto a la orilla

Rostros escondidos.

Cuerpos y sombras, tumbados,
encima del cemento.
Brazos  cruzados,
aullidos de lamento.

En mármol, pies descalzos...
quedan siempre
dedos frios.

Toda la sangre de mi cuerpo
dió color, a la colcha de una cama.

Y salí,
de tu boca lavadora,
para quedarme en el suelo,
tumbada, mojada, y sin ropa.

Aunque mi cuerpo pueda verse,
escapé por la ventana abierta,
y volé buscando el mar,
usando con mis pies sus dos aletas.

Solo son segundos, pero,
los siento eternos.

Mi cabeza,
se abrazó con sus rodillas.

La luz, fue corazón
con mil bombillas.

Mi boca se cerró.
Y soñé con un sueño.

Abierto...

tan lejano, y asustado como yo.