miércoles, 27 de diciembre de 2017

Nadando entre Elefantes

Puedo soñarme,
nadando entre elefantes
junto a enormes olas,
nadando.

Luego despierto,
desnudo por un río,
y endurecido, por el transparente cuerpo líquido que me atraviesa.

Suelo soñar,
mirando el cielo,
de día y de noche.

De día,
imagino las estrellas que no veo,
de noche
vuelvo a verlas,  en millones, como soles,
y las uno dibujando con los dedos.

Busco respuestas al soñar,
escribo las preguntas en papel
debajo de la almohada,
por mi brazo abrazada.
A veces me lo escriben en la piel
y a veces me despiertan  junto al mar.

Puedo soñarme
en las alturas,
volando entre las hojas de un libro,
perdiendo entre las frases
las tildes y las comas,
y dejarlas sin quererlo sin sentido.

Luego despierto y lo pienso,
fue, la velocidad del río.

Suelo soñar,
aunque luego vuelva a despertar.

Suelo estar despierto
pero siempre vuelvo a soñar.

domingo, 24 de diciembre de 2017

23

Solo son calles,
alimentadas de lágrimas
en la parte de la puerta,
que espera entrar sin ser cerrada.

Hay llaves,  dejando huella
en la arena de una playa solitaria
donde sólo llegan, los pocos recuerdos,
los únicos recuerdos, o simplemente
los recuerdos de verdad.

Ahora, quiero mirarte, y perderme
mientras me alejo de tí.
Solo, son segundos,
segundos solo,
y manos, acariciándose los dedos.

Voy a terminar de escucharte
y saltaré después de tí,
cuando insinúes haber terminado.

Libros en el suelo.
Madera de mesa,
hojas de cartón.
Besos de cristal, y bocas muertas,
y un reloj sin hora
hablando de pasión.

La mitad, es la verdad del corazón.
Lo que siento, son latidos...
despiertos y escondidos sin razón.





viernes, 22 de diciembre de 2017

Mi ciudad

El carrusel de caballitos,
dejó, la mitad para el final.
Una y principio...
Como que quise subir,
y nadie me quiso acompañar.

Recoletos,  es una sola voz.
El perfil en Castellana,
el cuerpo desnudo de doscientos
que gritan, sin saber que lo están,
soltándole una coz al mas hambriento.

Me quedo con el sol
de las once menos cuarto
y de una ventanilla de bus
justo en frente, de un jardín botánico
imaginándome...todas esas vidas
en el cuerpo de sus flores.

Me quedo, con el hombre descalzo
en pleno invierno y que pide.
Y con su corazón, desnudo como sus pies
y que sigue caminando
sin saber a donde va...

Me quedo con el
y con sus manos heladas de tanto viajar,
y con la ilusión de creer.
Que el alimento de su sueño
sea mi sueño para el.

Creo en la mitad de lo real
y en el sabor de una única uva en la boca
un segundo, después de las doce
campanadas...manantial.

Me di cuenta, camino de una voz
que me esperaba relajada y tranquila
en un cuarto, con vistas maravillosas
y con calefacción.

Que la vida es otra cosa,
Un espejo sin reflejo
y sin cuarto ni rincón.

Me di cuenta de ti,
subiendo tu ruidosa calle,
que fue la primera que bajé
después de nacer en  paz.

Que bonita calle para vivir
al cruzar la ciudad.
Delicias y una guitarra y su voz  al susurrar.

Vicenta y Mario
una corrala al despertar...

Una cuna, y mas de un niño en su almohada.


como alimentarme de recuerdos,

y, sin embargo
son los recuerdos los que siempre se alimentan de mi.

Es una oración...  y música imaginaria.

Una comunión, despertando...
con todos esos besos en mi garganta.

Suelo imaginar, a éste lado del cristal.
Son los recuerdos, los que me dejan sin palabras...
al final.










viernes, 15 de diciembre de 2017

Navidad, y una Margarita

En una noche tranquila como esta
dejé una sonrisa
dibujada en tus ojos,  que me miraban
dándome las gracias por estar.

Dando las gracias a la vida,
por el único placer,
o por el puro placer de estar viva.

Diecinueve rosas, y una Margarita de seda y blanca,
que le ha devuelto la verdad a la razón.

Te vi perdiendo corazón,
pero quedó  sintiendo,  iluminado y vestido
con la misma seda y blanca
que te ha hecho guardar
la parte amarga en el cajón.

Subí detrás, ya de noche,
te vi reflejada en el balcón,
las luces de este temprano diciembre
se dejaron ver cuando yo mas quería verlas
y es que, me moria de ganas de volver a verlas junto a ti.

Y apareciste de nuevo, como la Navidad, silenciosa...
mas hermosa aún, que cuando te creimos marchar.

Déjame que te diga...

hoy, 
me parecio ver que nevaba,
seria una ilusión, por que no fue así,
a lo mejor fue que soñaba contigo
a lo mejor fue así
y que puedo decirte
deje de sentir el frio
pero seguí sintiendote a ti.


No recuerdo en mi vida
un regalo mas maravilloso
que volver a escuchar tu voz
que volver a escuchar tu sonrisa.

Creo en los angeles,
y creo en la parte final de los años
que resumen una parte de la vida.

Creo en las luces de colores de los cristales,
en las partes altas de la ciudad,
que me hacen recordar,
que hay partes de la vida...

que pueden volver a empezar.

Eres, esa parte de mi vida.

Y la luz...de esa Navidad.